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    El Hospital público Universitario de Torrejón explica cómo actuar en caso de intoxicación con productos de limpieza

    • La población con más riesgo de intoxicación por este tipo de químicos son los niños menores de cinco años y las personas con deterioro cognitivo 
    • Entre los productos con mayor peligrosidad se encuentran la lejía, el amoniaco y las mezclas caseras de ciertos artículos de limpieza, ya que generan gases tóxicos 

    Las intoxicaciones por productos de limpieza constituyen una de las primeras causas de consulta al Servicio de Información Toxicológica y de visita a Urgencias por la peligrosidad que conllevan. Actuar con rapidez no es el único consejo de los expertos del Hospital público Universitario de Torrejón, perteneciente a la red pública de la Comunidad de Madrid, sino que recomiendan seguir una serie de pautas durante el proceso para poner al paciente a salvo. Precisamente, el periodo estival es uno de los que acumula mayor número de accidentes al ser cuando los menores de edad, que representan el primer grupo de riesgo, permanecen más tiempo en el hogar.

    “Los niños menores de cinco años, por su curiosidad natural, y dado que pasan más horas en casa durante el verano, están en mayor peligro, así como las personas mayores o con deterioro cognitivo, que pueden ingerir este tipo de productos por error”, explica la doctora Xulia García Fernández, jefa del servicio de Urgencias. Además, destaca que los adultos también pueden verse afectados, “especialmente en exposiciones accidentales o combinaciones peligrosas de productos”. 

    Las mezclas caseras, como por ejemplo la combinación entre lejía y amoniaco, generan gases tóxicos peligrosos que pueden conducir a la intoxicación. Estos artículos, además, son los más frecuentes en la ingesta accidental y los más irritantes. Por su parte, los desatascadores, los limpiadores de hornos y los artículos que contienen ácido clorhídrico se encuentran entre los más alarmantes al ser muy corrosivos. “Los síntomas más comunes de intoxicación son dolor abdominal, vómitos, quemaduras en boca o garganta, dificultad respiratoria, tos e irritación ocular o cutánea. En casos graves se produce alteración de conciencia, convulsiones o shock”, indica la doctora García Fernández.

    Por ello, los primeros pasos que hay que dar si se advierte una intoxicación es mantener la calma, identificar el producto ingerido o inhalado leyendo la etiqueta y llamar al Servicio de Información Toxicológica (91 562 04 20), a Emergencias (112) y acudir a Urgencias de inmediato. “Es importante tener en cuenta que, si el producto fue ingerido, no se debe provocar el vómito ni administrar alimentos o bebidas salvo indicación médica”, aclara la especialista.

    “Tampoco se debe neutralizar el químico con otro producto, por ejemplo, un ácido con una base, ni confiar solo en el lavado con agua en intoxicaciones graves”, añade, poniendo de manifiesto que no hay que retrasar en ningún caso la consulta médica. “En Urgencias se realiza una valoración inmediata por parte del equipo médico, se procede a la estabilización del paciente, se le realizan diversas pruebas tales como analíticas y/o radiografías y, según el caso, se lleva a cabo o bien un lavado gástrico, o bien la administración de carbón activado o antídotos”, señala la doctora.

    Para prevenir este tipo de intoxicaciones, se aconseja guardar los productos de limpieza fuera del alcance de los niños, preferiblemente en armarios altos y cerrados, no transvasar productos a botellas de agua o refrescos, para evitar confusiones, y no mezclar productos químicos. Es muy relevante leer siempre las etiquetas de los artículos antes de usarlos, ventilar bien los espacios tras la limpieza y enseñar a los niños la peligrosidad de entrar en contacto con ellos, extremando las precauciones durante el periodo estival.